Miércoles con Dalí...

Pufff.. pufff estos momentos me hacen vivir con intensidad y recordar (que no hace falta) el motivo del porqué estoy aquí:

Yo creía conocer a Dalí, pero me he dado cuenta que no tenía ni las más mínima idea de lo que este Genio Creador era capaz de hacer. Pintor, escultor, orfebre, poeta, arquitecto, diseñador y experto en mercadotecnia.

Aquí en el museo diseñado por él mismo, en el que ninguno de sus espacios deja de hablarnos de su churrigueresca personalidad, descubrí a un Dalí obsesionado por Velásquez. En medio de una anárquica religión el pintor me intrudujo a un mundo de analogías en las que no venía al caso interpretar (Freud se hubiera divertido bastante) ya que cada una nos habla de nuestros propios infiernos y paraísos.

Conocí también a una Gala (esposa y musa del artista) inteligente, mentora, madre, amante, mecenas, dulce, cruel, pero siempre ella misma. Amada por el creador, Gala fue capaz de “sacrificar” su propio brillo para cedérselo a Dalí. Sin ella (y como sucede en muchos casos) el Márques de Dalí de Púbol, no habría podido dar rienda suelta a su ingenio pues como todos los mortales, necesitaba tocar tierra para poder emprender el vuelo. Cuánto admiro a esta mujer (estudiaré más sobre ella).

Este “Grandísimo Cabrón” me llevó a un juego en el que mi mente no me gobernaba, sólo me dejaba invadir por el personaje que se creó a sí mismo. Dalí es Salvador, pero más allá de eso es Salvador Dalí.. un juego de palabras que él comprendió y supo aprovechar en su momento, para hacer que incluso el mismo Franco no se atreviera a tocarle y que astutamente constuyó toda un parafernalia ornamental a su alrededor. Muchas leyendas hemos escuchado del maestro, algunas ciertas y otras tan surrealistas como él deseaba.

Qué acaso nadie se dio cuenta que Dalí sólo jugaba?? Jugaba a ser él, jugaba retarnos, jugaba a ser Inmortal…

Maestro surrealista de los sueños despiertos, ese el Eugenio Salvador Dalí que yo conocí...
Earween*